jueves, 19 de mayo de 2011

GRUPOS INTERACTIVOS: metodología


Los grupos interactivos son un ejemplo de la metodología que se puede aplicar en el aula a partir de la puesta en práctica de los principios del aprendizaje dialógico.
En los grupos interactivos no se saca a nadie del aula ni del Centro. Entran en una clase, por tanto, todas las personas que se necesitan para que los niños y niñas estén todo el tiempo aprendiendo. Estas personas no son sólo maestros o maestras, sino que pueden ser familiares, educadores y educadoras sociales, profesorado jubilado, voluntariado... tantas personas como sean necesarias para que nadie se quede rezagado en el aprendizaje y para que todos convivan desde pequeños de forma solidaria. Su papel es apoyar al alumnado en la realización de la actividad a través de la ayuda de unos a otros; es decir, ayudan a ayudar. De esta manera potencian la participación activa de todo el alumnado y aumenta el aprendizaje. Esto, a su vez, mejora la convivencia porque favorece la solidaridad y deja tiempo para roces. Se desarrollan habilidades para la ayuda entre iguales y esta actitud solidaria se percibe en sesiones las ordinarias (tutor o tutora con el grupo clase).
Se forman grupos heterogéneos (género, nivel de aprendizaje, origen cultural…) de 4 ó 5 niños y niñas y una persona voluntaria. Previamente el tutor o la tutora ha preparado ha preparado las diferentes tareas (tantas como el número de grupos formado) que se van a llevar a cabo en cada uno de los grupos. El alumnado va rotando de grupo en grupo, de manera que al final de la sesión, todo el mundo ha realizado las tareas propuestas.
Establecer los periodos de cambio de cada grupo a lo largo de la sesión, la preparación de las tareas, la elaboración de las fichas donde se incluye lo que el voluntario ha de observar en cada tarea y la evaluación de la propia dinámica son responsabilidades del propio tutor o del especialista que imparte la materia. Las personas voluntarias tienen asignada una única tarea que se lleva a cabo en cada uno de los grupos formados. Su cometido no es tanto que los niños y niñas finalicen la tarea propuesta sino que trabajen en grupo y sean capaces de ayudarse unos a otros estando el voluntario como mediador del proceso.
La coordinación entre el profesorado y el voluntariado ha de ser muy estrecha de tal manera que antes de cada sesión se expliquen las actividades que se van a realizar y una vez finalizada la clase se valorará el transcurso de la sesión y se aportarán las mejoras que se pueden realizar.

Durante mi periodo de prácticas, el centro utilizaba esta metodología para cada asignatura, una vez por semana, y tras finalizar hacían una autoevaluación los propios alumnos para que se valoren ellos mismos.
Joana Cano


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